f u e g o

lunes, 22 de marzo de 2010

El sublime arte de la traición


Corrupto ya el pasado, hasta entonces intocable, y destrozado el pilar maestro que sostenía nuestros paladares, puedo escuchar el sonido del imperio al caer.

Mientras, mis pies bailan una psicodélica infamia sobre los escombros.

Me abres los ojos para admirar otra alborea teñida de rojo; me revientas el pecho sin más motivo que una madrugada tendida sobre mi piel encalada.



Si acaso esta iracunda sangre dejase de brotar junto a tu soberbia, se volvería la hierba campo yermo donde ya ni tus mentiras hallarían vuelo.

Silba el huracán que anuncia el movimiento del titiritero ruin, aquel que juega al azar y a la casualidad.

Muéstrese entonces la fe ciega, atadura de inocentes y olvidadizos.

Rásguense los cristales sobre los que caminan nuestras amargas sombras.

Estalle el visceral abismo que enseña los dientes cuando el cenit se torna papel mojado.

martes, 16 de marzo de 2010

El Tórax Taciturno




Ya no puedes caminar entre la multitud anónima de la calle y reírte. Ahora es señal de locura.




¿Será que hay que estar loco para ser feliz en un mundo así?




Triunfan el dinero y la avaricia.


Revestimos los pecados en seda y lino e ignoramos las vidas de cartón.

Derrochamos el tiempo, el aire y hasta la saliva.

Tenemos espejos que esconden lo simple y pensamos en el presente como un mero trámite hacia el futuro, ese que planeamos tanto que se nos pasa la vida.

¿Y si diéramos mas besos y menos excusas?

¿Y si viviéramos gritando que lo estamos?

¿Y si...

lunes, 8 de marzo de 2010

La huída secreta de la locura

Caos. Desorden. Incoherencia. Anarquía. Frenesí. Delirio. Éxtasis. Efímero.Arte. Absurdo.


El culto a lo inacabado.

El olor a sal.

El humo de los taxis.

La arena de los relojes.

El tráfico.

Las miradas perdidas.

El sonido de una polaroid.

Los pies descalzos.

Y sangrando los dedos.

La convulsa garganta rasgada.

Una eterna sinfonía, valientes.

Un libro, rebeldes.

Un piano, esta madrugada.

Un clamor, al cantar.

Un lamento, el de un violín herido.

Una foto, desde Montmartre.

Y una sensación, al ver despegar los aviones, de estar en la cima del mundo.

 
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