f u e g o

domingo, 15 de mayo de 2011

Trastorno incendiario

Borondo | Casino de la Reina

Me enfermo, me ansío

Sedienta boca que aridece

Me mata, y es mentira

Porque me marchito.


Me entumece, me congelo

Soplo de hiel que surca

Tu mirada, y es mentira

Porque me atraviesa.


Me apago, me extingo,

Corrosivo aire que se eleva

Me mata, y es mentira

Porque me muero.

jueves, 28 de abril de 2011

Tierra de paso: el abismo

Borondo |Tribulete con Mesón de Paredes.

Anclada a una tierra que se resquebraja bajo el sol del verano, me hallo inmóvil aguardando el febril veredicto.

Respiro ese aire de silenciosa calma, de templada espera. Me embriaga el sonido de la sabana, incluso creo escuchar la última estampida.

Mis manos se inflaman, no logro moverlas.

Algo encarcela mis alas, me impide desplegarlas ante el inminente vacío.

La luz incendia mis ojos. No alcanzo a ver nada.

Me arrebato, desfallezco.

martes, 26 de abril de 2011

Tierra de paso: el camino

P1100730


El camino se extiende hasta morir en el horizonte, ese lugar donde nuestros ojos no miran, sino que imaginan.

Tenemos la mirada tan perdida…los labios sellados ante el silencio amenazador de la nada. Ante nosotros, la vida desaparece sepultada bajo la desidia. La nuestra.

El sol derrite la piel que apáticos habitamos; mientras tanto, nosotros soñamos que morimos de miles de maneras distintas.

Soñamos morir solos, para que aquellos que nos sobrevivan lloren al espíritu del desamparo.

Soñamos morir en la trinchera, para defender ante el propio Dios nuestros principios de pubescente fragua.

Soñamos morir por amor, para ser la victima que extasiada amará de manera eterna e incontestable.

Soñamos morir para vivir incorruptos en la memoria del tiempo.

Soñamos que morimos porque sabemos que es uno de los pocos sueños que conseguiremos.

Soñemos entonces con un camino árido y polvoriento, en el que poco a poco, nos desplomemos para seguir soñando.

Andemos, porque estar parados duele todavía más.

domingo, 27 de febrero de 2011

La fatalidad de la nada


La piel que herida hoy meces,

Late al vacío de ese silencio

Plomizo, voraz y férreo

Que habita la infinitud de mis suspiros


Se lamentan mis ojos incapaces de retener tu mirada,

Sobran razones lejos de la trinchera,

La ceniza, el polvo, la rabia,

Se desangran incapaces de persuadir tu alma.

jueves, 17 de febrero de 2011

Las palabras que el miedo mató

Kiss


Esas palabras que escuecen en la garganta cuando no se dicen. Que se incendian en los labios, presurosas, antes de echar a volar.

Te quiero. Te quiero cómo cuando se dice de corazón.

Ya solía quererte, a escondidas. Te ansiaba, esclavo de deseo. Y por fín, me rendí a ti.

Por ti, lo perdí todo. La voluntad. El sentido. La cordura.

Qué quieres, si no sé andar si no es tras tu sombra.

Pierde la vida el sentido si no puedo quererte a mi manera, y eso significa morirme de amor por ti.

Quiero que atraviese tu sonrisa todas las mañanas de lluvia, y ya de paso, mi corazón que se está quedando helado.

domingo, 26 de diciembre de 2010

El método stanislavski o la paja en el ojo ajeno


Yo nunca haría lo que has hecho tú, lo tengo clarísimo.

No se, a mi me funcionó.

Tienes miedo del futuro, que se te nota en la mirada.

Si yo fuera tú, no me la jugaría.

Para y piensa, haz las cosas bien.

Es mi opinión, tú luego harás lo que quieras.

Mira lo que tienes que hacer es…

Seguro que no es nada.

No se como puedes aguantarlo, yo no podría.

Tu es que no sabes lo que quieres.

Reflexiona, siéntate a pensar.

Olvídate, empieza de cero, tienes que intentarlo.

Todo va a cambiar, tú confía.

No te puedes hundir ahora, anímate.

Solo es una mala racha.

De peores hemos salido.

Lo mejor esta por llegar.


De cómo vivir tatuada en la piel de otros, sembrando serenidad y recogiendo anhelos.

-¿Se siente vacía?, le preguntaron a la princesa, y ella contestó,

-¿por qué debería estarlo, si estoy llena de las almas de otros?

-Vivir es respirar, y no se nos permite respirar por nadie,princesa.

viernes, 26 de noviembre de 2010

La tragedia contemporánea





miércoles, 6 de octubre de 2010

El quicio Veneciano




Sentada en la cama, apoyada en el cabecero de hierro, me encontraba hipnóticamente presa del viento que azotaba las ventanas.
Ese silbido incesante perturbaba el silencio de una manera irritante. Con cada golpe de aire mi cabeza evocaba una imagen, como un fotograma altamente expuesto. La ciudad acabo sumergiendose bajo el diluvio, y el olor del pavimento mojado batallaba por penetrar en mi almohada.

El vendaval se enfurecia a cada instante, cediendo a su paso los cristales a la vez que lo hacian mis recuerdos. En ellos podia oir aun las gotas de lluvia golpeando contra la madera, y entonces la luz encharco mi cabeza, remitiendo nitidamente cada segundo.

Tu piel completamente desnuda se deslizaba con tanta seguridad, con una decisión impropia del azar. Mi respiración se entrecortaba y tu continuabas con una precision estudiada, erizando cada milimetro de mi ser.

La lluvia nos daba en la cara mientras tu me estremecias;
Un trueno interrumpio nuestro frenesi, y aprovechaste para clavar la mirada al suelo y hacerme callar con gesto serio.

- Shh..espera-(mientras, yo te miraba perpleja)

Entonces un relámpago ilumino las paredes, nuestros cuerpos y la ciudad entera. Tu posaste tus manos sobre mis mejillas y me besaste lenta y profundamente.

- Eres…(suspirando)

- Un mentiroso. No sabes el miedo que me dan las tormentas…

- A mi lo que me da miedo es que me sueltes.

- Entonces vamos a quedarnos aquí, junto a la ventana, viendo como la ciudad se ahoga y tu y yo nos inventamos Venecia.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Latidos de estambre y brisa

Suena el desafinado violín

Que rasga el pasado muerto

A manos de tu sombra.


Suena, y gélida me sorprende,

Cual impaciente rocío de otoño,

Que corona las corolas de cientos de amapolas,

Despóticas en tu jardín.


Desde la distancia enmudezco,

Al dolor que me provocas siendo,

A la rabia que retrata tu olvido.


Repicando se encuentra la aldaba,

Que con intensa devoción,

Airosa e inocente clamaba,

Prendernos del cierzo al albor.


Brota, germina, la vida campa,

Deshoja mi amor las amapolas,

Pues mi campo yermo se torna.

viernes, 18 de junio de 2010

La tenue bipolaridad del alba

La ciudad desierta soñaba, ávida de amaneceres y de autobuses rojos. Un banco de hierro era custodiado por una farola que flotaba sobre un charco de agua sucia. Una puerta de madera vieja, viejísima, junto con aquella tenue luz era testigo del vuelo de una mariposa.

- Joder, no lo entiendes...Que no, que no puedo seguir así, sintiendo cómo me observas, cómo me diluyo. No.

Volviose lúgubre la noche cerrada, que hasta ahora había intentado permanecer serena.

- No sé qué es lo que no ves, qué es lo que no entiendes...déjalo estar, es mejor así. Siempre es mejor así. Haz que no existo. Que jamás fui. Aunque haya dias en los que creas que recuerdas, dias en los que te abrasan las palabras, olvidalas. Nunca, ¿me oyes?, nunca sentí tu aliento ni humedeciste tus labios contra mi cuello. Nunca besé tu boca herida en alguna infantil batalla, ni curé tu corazón sangrante bajo las sabanas de nuestra isla perdida.

El cielo se vino definitivamente abajo, junto a sus lagrimas de niña perdida.

- No me hagas sentir como una tonta. No estoy loca, joder. Sé perfectamente que ya no...que camino entre dunas. Sé que nada de lo que hace apenas un segundo me hacia levitar, volverá.

Dio media vuelta para rescatar el bolso abandonado sobre el banco.

- no. No soy una cinica pero, ¿de que vale mentirme?, ¿ganamos alguno con eso?.

Entre sollozos, doblegándose a la iracunda sensación del odio.

- últimamente sólo perdemos, lo sabes. Tu sigues sin entenderlo, siempre fue mejor hablarle a un muro. ¿crees que para mi es facil?¿que disfruto con esto?. Por favor...sabes que me iria contigo al ultimo puto sitio del mundo. Que te seguiría hasta la ultima orilla de cualquier playa.

Busca nerviosa el paquete de tabaco en el bolso mientras sigue farfullando algo apenas audible.

- eso es lo que me revienta, que lo sabes y aun asi sigues mirándome, sin decir nada. ¿qué mierda esperas que haga?, ¿me comporto como una histérica, no?. Pues genial. Me enervas, eres espcialista en eso, me sacas de mis malditas casillas. Siempre lo mismo, siempre igual...

Se afana en la búsqueda del tabaco, - ¿tienes un piti?, bueno dejalo ya tengo yo-, y eleva el tono de voz mientras tira todo al suelo con rabia.

- Joder, es que eres increíble. Eres capaz de callar hasta que se me astille el alma de querer por los dos. Siempre la misma historia, siempre la misma sangre, ¿te das cuenta, no?. Increíble.

Cuando la voz se le quebró, desesperada por ser oida, miro fijamente hacia la pared.

Temblando y con el corazón aognizando sobre la acera, observo la sombra a la que había estado gritando durante horas; su propia sombra.

Con el rostro empapado por el llanto, degusto la sal de su propia boca entumecida tras el naufragio de su mirada.

Marco de memoria una cifra tras otra y aguardó unos segundos eternos.

-¿si?

Con la respiración entrecortada su voz tiritó:

- Llevame a casa, amor...llévame a casa...

martes, 8 de junio de 2010

Tribunal Patógeno

Es hora de matar el tiempo,

a los de siempre, lo que pidan,

vamos a morir en un delirio perfecto,

suena A veces se me olvida.



Afila la mirada después de las diez,

flotando por los antros en los que respiro cada vez

que me entran ganas de ponerme a tiro.



Tírate al suelo sólo a respirar,

que la piel nos arda, que humo deje de quemar,

dijiste: Sal por la ventana, valiente,

y yo con nada vuelo, latir me es suficiente.


Mezclándote en mis planes más turbios,

los que destilan mentiras, cuero y vicio,

Jurando amor eterno en cada tugurio

en el que me susurras hasta perder el juicio.


Con el ruido de los taxis nos subimos a bailar

a lo único que aún nos quedaba por cerrar,

te sacaste del sombrero un pitillo y un mechero,

y desde esa azotea vimos la vida pasar.

martes, 18 de mayo de 2010

La alquimia inoportuna

La fisiología es clara. Como toda rama científica emplea un lenguaje objetivo, con una estructura simple y accesible. Lo verdaderamente complejo es el contenido.

Cuando alce la vista por encima de la mediocridad vital que me envolvía, experimente una de las sensaciones más cotidianas del ser humano, fui consciente de mi frecuencia cardiaca.

La frecuencia cardiaca, representada por las pulsaciones, se incrementa de manera proporcional al esfuerzo realizado. Debido a la necesidad implacable de oxigeno, el corazón bombea la sangre con una frecuencia superior a la habitual.

Por este motivo, si corremos para alcanzar el autobús nuestra frecuencia cardiaca aumentara.

Lo que no logro comprender, es evidente que por ignorancia, es la razón por la cual el corazón bombea mayor cantidad de sangre cuando algo nos pone nerviosos.

Me petrifique de repente, como si mis huesos hubieran sido cuidadosamente esculpidos.

Mis músculos se sumergieron en una tensión infinita que me impedía reaccionar ante cualquier estimulo.

Todo ocurrió en apenas unos segundos, como un latigazo desgraciado que golpeo mi cuerpo al penetrar tu silueta en mi campo visual. Desde la distancia pude comprobar que el efecto demoledor que ejercías sobre mi persistía inquebrantable.

Me azotaba constantemente el miedo a encontrarte. Como un imán que no puede afrontar su aciago destino, pues sabe que frente a frente con su opuesto sufrirá una irremediable y fatal atracción.

Por el momento la biología sigue encerrando algunos misterios para mí. ¿Por qué esa pulsión desenfrenada que me sacude bajo tu influjo?

Cuando no se tienen conocimientos necesarios es mejor y más reconfortante buscar explicaciones que se ajusten a tus necesidades. La ciencia es objetiva, la vida no lo es tanto.

Yo aun no sabía nada acerca de la sístole y la diástole, asique elabore mi propia teoría.

- ¿sabes por qué me late tan deprisa el corazón?

- No.

- No he realizado ningún esfuerzo físico salvo el de seguir respirando. Estoy aquí, varada, y aun así he corrido tanto hasta llegar a aquí.

He atravesado desiertos y sabanas, me he abierto paso a través de los manglares, he ascendido sobre kilómetros de nieve y he recorrido estos dos metros que nos separaban.

Aunque tú sólo puedas apreciar el final, todo lo demás ha transcurrido ajeno a tus ojos.

Así es como yo me siento. Me siento capaz de recorrer la carta esférica con tal de saber que estarás esperándome. Porque cuando de tu boca se escapa mi nombre, me estremezco, y porque a pesar de que la distancia sea insalvable, correré hasta desmayarme bajo tú sombra.

Por eso me late tanto el corazón. Porque estoy agotada de correr tras de ti.

Cuando nos ponemos nerviosos el organismo sufre una cadena de imparables despropósitos. El sistema nervioso simpático y parasimpático provocan la puesta en marcha de ciertos mecanismos hormonales. Hormonas como la adrenalina pueden aumentar el ritmo cardiaco, la respiración e incluso hacer que el cerebro aumente la producción de dopamina, asociada comúnmente con el sistema de placer del cerebro.

La feniletilamina, perteneciente a la familia de esta última, puede funcionar como neurotransmisor culpable de ciertos cambios fisiológicos, como la taquicardia.

Algunos teóricos afirman que el cerebro de los enamorados esta encharcado de esta sustancia.

Como ya he dicho antes, mi sabiduría médica era muy reducida. Aun no era consciente de la existencia de un sistema perfectamente diseñado en lugar de arbitrario. Carótida y aorta no formaban parte de mi elenco. Así fue como las teorías propias siguieron ganando popularidad en mis planteamientos.

- ¿sabes por qué enmudezco?

- No.

- Hemos dado por hecho que tu presencia me infarta. Me altera y altera mi corazón. Si nos basamos en la necesidad de oxigeno que demanda mi cuerpo cuando encuentra el tuyo, puedo decir que me ahogas. Me arrebatas el aire como el pez que fuera del agua no consigue sobreponerse.

Cada vez que intento salir afuera, de asomarme a ti, me consume la necesidad de respirar. Se me incineran las palabras al contacto del aire que tú exhalas. Como una combustión en la que el oxigeno detona el estallido, y sin ese oxigeno que mi corazón bombea no puedo prendernos.

Me creía con poder para dominar mis emociones, o para esconderlas hábilmente. Sin embargo, no sabía nada sobre la química del amor.

Nadie me había advertido que la dependencia de ti me carcomería, que mi propio cuerpo me sometería a la pérdida del juicio. Y es que ya no era mía, sino esclava de sus lunares.

Tenía el cerebro encharcado de amor. Ahora que he descubierto que la responsabilidad descansa en las sustancias que bullen en mi interior, he dejado de creer en la magia.

 
Blogger design by suckmylolly.com