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viernes, 26 de febrero de 2010

El romantico adoquín 53


El contraste entre el ruido y la desinhibición frente al sosiego y la meditación de la acera.

El barrio de las letras tiene ese don de transportarnos a épicos versos que todo el mundo conoce, palabras que alguna vez se le vinieron a la cabeza sin ni siquiera comprender bien su significado.




A cada paso, con la rima como pavimento, el mundo se sacude la realidad y, con las manos en los bolsillos, imagina el triste vuelo de las golondrinas que se alejan qebrándose al alba. Alguna gota de rocío arropando el floreciente brote. Las palabras que fraguan un ronco silencio.

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.


Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
ésas... ¡no volverán!


Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.


Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día....
ésas... ¡no volverán!


Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.


Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
¡así no te querrán!

Rimas, Bécquer.


miércoles, 10 de febrero de 2010

El curioso verano de los charcos


Caminar bajo la lluvia y sentir esa humedad que al calarte los huesos, te apacigua el alma...
Correr bajo una intensa tormenta que te hace sonreír de lo absurdo que es vagabundear sin rumbo...
Cerrar los ojos y mirar hacia arriba, para sentir esas gotas de lluvia que cierran las heridas...
Solos...bajo el aguacero, lluéveme.

 
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